Movilidad por las nubes


Los días 28 y 29 de febrero y 1 de marzo se ha celebrado en Barcelona la sexta edición del “Mobile World Congress”. La deslocalización en el acceso, la ubicuidad de los datos y las aplicaciones, el crecimiento exponencial de la información y de su complejidad, la simplificación acelerada de su presentación y el nuevo rol simultáneo de productor consumidor de los usuarios son factores cuya confluencia temporal transformará en los próximos años toda la cadena de servicios de TI de las organizaciones en general y de las Administraciones Públicas en particular.


Cifras que impresionan. Las comunicaciones, el almacenamiento y la capacidad de proceso han dado origen al internet que conocemos; las redes sociales parecen dirigir su evolución.

















La primera red celular móvil comercial comenzó a operar en Japón en 1979. Los primeros teléfonos móviles ofrecían únicamente comunicaciones de voz, su cobertura era extremadamente limitada y su precio prohibitivo para el consumidor doméstico. Hoy, 32 años después, se estima que hay más de 5.700 millones de móviles en el mundo (para 7.000 millones de habitantes) que generaron unos ingresos por servicios de datos superiores a los 315.000 millones de dólares en el ejercicio 2011.



El crecimiento de estos dispositivos se situó alrededor del 20% en 2011 y, dentro de ellos, los teléfonos inteligentes (“smartphones) crecen prácticamente al doble. El 42% de los móviles en ËEUU son inteligentes y esta tasa alcanza el 44% en el área compuesta por Alemania, Francia, Italia, España y el Reino Unido (ComScore 2012). En 2011 se vendieron casi 70 millones de tablets en el mundo, con un incremento del 30% sobre el año 2010 y con unas perspectivas de alcanzar el 60% de las ventas de ordenadores personales en 2015 (según Gartner).

En 1993, en los inicios de la World Wide Web, el tráfico asociado a Internet suponía alrededor del 1% del total del tráfico de telecomunicaciones mundial, pero ya en 2007 el tráfico de Internet suponía más del 97% de las telecomunicaciones mundiales. De 1993 a 2007 el total de tráfico de las redes de comunicaciones mundiales se multiplicó por 300. Y en EEUU, en 2011, el 8% del tráfico Internet estuvo asociado a dispositivos móviles. (The World’s Technological Capacity to Store, Communicate, and Compute Information, Martin Hilbert and Priscila López)

La capacidad total mundial de almacenamiento digital disponible eh 1993 se estima aproximadamente en 2 exp 13 Megabytes anuales; en 2007 esa capacidad se había multiplicado por un factor de 1000.

En 1993 la capacidad de proceso media de un ordenador personal de consumo era de 40,2 MIPS; en 2012 la potencia equivalente es aproximadamente 200 veces mayor. Y la diferencia entre los dispositivos móviles (tablets) y los ordenadores personales no deja de reducirse, decantándose el rendimiento en ciertas aplicaciones claramente del lado de lado de los nuevos terminales.

El mismo año 1993 el ancho de banda disponible para el mercado doméstico español para conectarse a Internet era de 1200 bits por segundo (1,2 Kbps). Hoy las operadoras ofrecen anchos de banda en el rango de los 100 Megabits por segundo (tecnología cable) y de decenas de Megabits por segundo (tecnología ADSL). Los anchos de banda en movilidad (tecnología 3G, UMTS) se sitúan alrededor de los 2 Megabits por segundo. Las nuevas redes 4G (anunciadas en el Mobile World Congress y en pruebas ya por diferentes operadores) prometen proporcionar anchos de banda de 100 Megabits en movimiento y hasta 1 Gigabit en reposo.

Facebook apareció en 2004 y, a finales de 2011 contaba con 750 millones de usuarios, de los que más de la mitad utiliza alguna de sus funcionalidades desde un terminal móvil. Twitter comenzó a funcionar en 2006 y a finales de 2011 pasaba de 100 millones de cuentas.

Las siguientes cifras dan una idea del crecimiento de Internet

• 140 millones de tweets al día
• 1.500 millones de entradas añadidas en cuentas de Facebook cada día
• 10 millones de posts diarios en tumblr
• 1,6 millones de posts añadidos cada día a los blogs existentes
• 2 millones de videos agregados a youtube a diario
• 5 millones de imágenes más cada día en flickr
• 60,000 nuevos sitios web aparecen cada día

A finales de 2011 el volumen de información almacenado en Internet se estimaba por encima de los 100 exabytes (10exp18 bytes o 10exp12 Megabytes); y la velocidad a la que aumenta crece cada año.


La deslocalización en el acceso: siempre conectados.

El aumento del ancho de banda disponible en las redes móviles, su cobertura prácticamente universal y las mejoras en ergonomía y potencia de los dispositivos “movilizables” (desde los ordenadores portátiles hasta los móviles inteligentes, pasando por todo tipo de tablets) ha hecho que los directivos se hayan ido acostumbrando a recibir su correo electrónico en cualquier lugar y momento, y, después hayan pasado a demandar esa misma capacidad del resto de las aplicaciones corporativas, y de manera muy especial, de las aplicaciones de back-office, las que soportan (y miden) el negocio.


Fotografía de la colección personal de LEC


Para satisfacer esta demanda los departamentos de TI han acometido actuaciones complementarias en varias direcciones:
• desarrollo de aplicaciones de alto valor añadido para la conexión entre sistemas operacionales y analíticos, con interfaces web amigables y sobre arquitecturas SOA;
• implantación de zonas de seguridad perimetral
• construcción de entornos securizados de acceso remoto.

Estas iniciativas, combinadas con el acceso remoto y sincronizado a entornos de mensajería y colaboración, han tenido un impacto directo sobre la productividad de las organizaciones, que diversos estudios sitúan en un 2% anual.

Sin embargo las iniciativas señaladas, y en particular el esfuerzo derivado de integrar aplicaciones de diversas procedencias y tecnologías, presentan también desventajas para las organizaciones:

• Incrementan la complejidad total, con el consiguiente impacto sobre la sostenibilidad técnica y económica del sistema.
• Son lentas de poner en funcionamiento y tiene un coste inicial significativo.
• El acceso del usuario suele tener una complejidad técnica que genera rechazo por parte de la mayor parte de los directivos (a quienes va destinado).

Las organizaciones han de hacer evolucionar sus actuales sistemas de información hacia otros, concebidos desde el principio para ofrecer información a los usuarios autorizados, de manera confiable y con independencia de la ubicación de éstos y de su dispositivo de acceso.

Y ahí, justamente, está uno de los grandes atractivos de la nube, al ofrecer ya resuelta una infraestructura disponible y operativa, con garantía de escalabilidad y flexibilidad y accesible desde cualquier lugar, lo que permite a la organización centrarse en los servicios de información de su negocio.

La Administración General de Estado tiene un largo camino que recorrer en este sentido, ya que gran parte de sus procesos internos fundamentales siguen apoyados en procedimientos manuales y escasamente eficientes, los sistemas de información de que dispone se hallan fragmentados entre los diferentes ministerios y no existe un órgano con la atribución de definir y ejecutar un plan estratégico de servicios de información para la AGE.


Ubicuidad de datos y aplicaciones: un ciudadano – consumidor que demanda información siempre disponible.


Los estudiantes actuales son incapaces de imaginar cómo hacían los deberes sus padres. Hace 30 años cualquier profesor, estudiante, investigador, profesional necesitado de información o simplemente persona curiosa dependía de la cercanía a una buena biblioteca y de su paciencia para recopilar información (o de su capacidad de comprar este servicio).

Hoy, la percepción generalizada es que, si algo existe está Internet. Y si está en internet basta con buscar en Google. Internet se ha convertido en un repositorio universal de textos, imágenes, música, video, fotografías, aplicaciones, chismes, cotilleos, ensayos, artículos… Y este repositorio, está a un click de quien busca, es gratis y sólo el usuario elige lo que usa.

Además, los usuarios de internet han adoptado nuevas prácticas y hábitos: la tolerancia a los tiempos de espera on line se ha reducido drásticamente y una página que tarda en cargarse más de dos o tres segundos es poco probable que retenga al visitante;;la comparación entre ofertas, marcas y productos se ha generalizado y los consumidores esperan políticas de transparencia por parte de las empresas.

Internet proporciona escaparates para nuevas tendencias organizativas, de gestión, de ocio… los propios departamentos de TI acuden a la red para identificar oportunidades de mejora, compartir desarrollos o reutilizar aplicaciones.

Todos estos elementos se conjugan para generar un nuevo modelo de ciudadano cuyos comportamientos se asemejan a los de un consumidor informado: consciente de sus derechos y de su aportación a las administraciones públicas demanda de éstas accesibilidad, transparencia e información, con independencia del momento y del lugar.

España es un referente mundial en administración electrónica y ésta ha demostrado ampliamente su capacidad de generar ahorros económicos al aplicar tecnología a las actividades diarias de la gestión pública.

Ahora es el momento de generar nueva actividad económica y aumentar la competitividad del sector privado haciendo más eficiente el funcionamiento interno de las administraciones públicas, lo que pasa por una reingeniería auténtica de sus procesos y un empleo intensivo de la firma electrónica, y adoptando una política corporativa activa de difusión de la información y de los datos de la organización.


El crecimiento exponencial de la información y de su complejidad: del “business intelligence” al “Big Data”

Durante la última década las organizaciones empresariales de un cierto tamaño o complejidad han hecho grandes esfuerzos por explotar sus datos operacionales como forma de mejorar su gestión y extraer ventajas competitivas del análisis de su propio funcionamiento.

Los sistemas de “business intelligence” han sido uno de los mejores exponentes de las nuevas capacidades que ofrecen las TIC, y sus aplicaciones en cuadros de mandos han conseguido, en general, trasladar a los directivos de numerosas organizaciones la dimensión estratégica de las TIC mejor que mil charlas teóricas.

Pero el crecimiento de internet, y sobre todo del segmento de las redes sociales, con sus características de inmediatez, ausencia de control y universalidad de participación, ha transformado el panorama por completo.

Los datos interesantes (o los más interesantes) ya no están en el interior de la empresa, sino en el exterior de ésta: son los datos que pueden orientar sobre las tendencias de los mercados, las preferencias de los consumidores, las prácticas de la competencia…

Y esos datos crecen de manera exponencial y pueden cambiar en minutos de manera sustancial. Y están a disposición de cualquiera, competidores incluidos. Y en los próximos 50 años se prevé que se multipliquen por 50. Y hay que tener en cuenta la aportación, que explotará en los próximos años, de “la internet de las cosas”: todo nuestro entorno cotidiano generando datos sobre su propio funcionamiento y sobre nuestros comportamientos.

Así pues, el desafío del Big Data se relaciona no sólo con el tamaño de esos acúmulos de datos, sino, además, con su volatilidad, con su heterogeneidad, y con su carácter de no estructurados. Y el desafío está no en conseguir tratar esos datos, sino en conseguir extraer información significativa de ellos.

Seguramente la mayor parte de las organizaciones, las administraciones públicas incluidas, no podrán acometer las inversiones que, previsiblemente serán necesarias para este tipo de análisis, uno de cuyos ejemplos más simples, el llamado “análisis de sentimiento” empieza a ser utilizado de manera sistemática por las grandes compañías para hacer el seguimiento de sus campañas en la red.

Y sin embargo las administraciones públicas tienen mucho que ganar de la gestión del Big Data, o más exactamente, las administraciones públicas tienen muchas mejoras que ofrecer a los ciudadanos a través de esa gestión. Por lo tanto es conveniente empezar a estudiar modelos en los que obtener ese servicio de empresas especializadas, y hacerlo, desde el principio, desde una perspectiva global de la AGE y no desde la óptica parcial de un ministerio concreto.


La simplificación del acceso y los nuevos consumidores productores de información


Uno de los rasgos que ha caracterizado la evolución de la informática, desde la aparición del ordenador personal, ha sido la simplificación de las interfaces, el ocultamiento de la complejidad a los usuarios.

En ese devenir han ido sucediéndose las interfaces carácter, sustituidas por interfaces gráficas, la aparición del ratón como alternativa al teclado, el reconocimiento de voz, el reconocimiento de escritura, las pantallas táctiles…

En paralelo, las aplicaciones en sí mismas han ido haciéndose más potentes pero, a la vez, más intuitivas, entre otras cosas gracias al empleo de recursos gráficos y a la universalización del paradigma web como interfaz estándar de usuario de las aplicaciones.

La competencia en el mercado de los navegadores y las demandas de accesibilidad generaron durante bastante tiempo un trabajo extra en los departamentos de desarrollo para garantizar y verificar la correcta presentación de las aplicaciones y páginas en los diferentes tipos y versiones de los navegadores. Y cuando el uso de CSS, XML, HTML 4 y la observancia de niveles mínimos AA de accesibilidad parecía haber calmado esa fiebre… aparecieron los teléfonos inteligentes y todo volvió a empezar, esta vez con la etiqueta de “movilizar” las webs.

Sólo que esta vez entró en juego un nuevo paradigma: las apps. Si bien las apps no son un invento de Apple (los juegos para móviles o las aplicaciones para descargar politonos, o los chats vía sms son ejemplos claros de apps, bastante anteriores al Iphone) lo que sí inventó iApple fue establecer una plataforma de descarga única para todos los desarrollos, suyos y de otras empresas, para los dispositivos de Apple.

Y la raíz del éxito de las apps (25.000 millones de apps descargadas para Apple y algo más de la mitad de esa cifra para Android, a inicios de 2012) es la consumerización de las aplicaciones. Una app hace algo muy concreto y en la mente del usuario muy sencillo (lo cual no quiere decir que técnicamente lo sea); y lo hace de una manera precisa, autoexplicativa y con la mínima intervención o decisión por parte del usuario. De hecho las apps no suelen tener manual y casi, casi ni ayuda.

Es decir, en lugar de desarrollar aplicaciones completas, que resuelven un proceso teniendo en cuenta todos los pasos que lo componen junto con las diferentes alternativas que pueden darse, las correspondientes elecciones por parte del usuario y las diversas entradas y salidas del mismo, el concepto de las apps es radicalmente diferente: hacer una cosa concreta o responder una pregunta precisa.

Además, las apps han multiplicado al capacidad de los usuarios para aportar contenido a la web: desde cualquier sitio, en cualquier momento, un par de clicks hacen visibles nuestros comentarios, fotos, opiniones, todo ello en tiempo real. Los consumidores de contenido enriquecen el ecosistema al convertirse en productores.

Evidentemente las apps no van a sustituir a las aplicaciones corporativas, ni en el sector privado ni en las administraciones públicas, pero el cambio de enfoque que suponen acerca de lo que ve el usuario, cómo lo ve (iconos táctiles) y qué utilidad tiene para él será sin duda uno de los principales motores en el diseño de las próximas interfaces de usuario en los sistemas de información de las administraciones públicas. Sobre todo en las orientadas a los ciudadanos. Y a los máximos responsables públicos.

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